Bebimos sin parar, apurando cien jarras, hasta limpiar nuestros pensamientos de penas inmemoriales. Era una noche perfecta para conversaciones serias, la luz de la luna no nos dejaba ir a la cama. Por fin, amodorronados, nos dormimos en el bosque, con el cielo por sabana y la tierra por almohada. Li Po
Aprendi a vivir disconforme con la vida entendia que los años deberian pasar pero nada cambio solo empeoro y ahora ya no se hasta donde llegare. Demasiado esfuerzo para tan poca realidad.